15 18 Alhabram des del mirador de San Nicolas Granada

Numerosas son las leyendas transmitidas sobre el origen de Granada y el significado etimológico de su nombre. Una muy antigua atribuye el nombre y la fundación de Granada a una hija de Noé llamada Granada

de la que no obstante, ni su existencia como tal hija del patriarca de la iglesia ni su hecho fundador, pueden ser constatados en el libro del Génesis ni en ninguna otra fuente

Así, sobre el significado del término Granada no han faltado otras explicaciones que como ésta, rayan en el absurdo; como aquella que durante algún tiempo –principalmente en el siglo XVIII- proclamaron algunos autores, que hacían derivar el nombre de la ciudad de los términos Gar Nata, que traducían por Cueva de Nata, la cual unos decían que se trataba un pretendida caverna próxima a la ciudad que se quiso identificar con una calesera existente en Sierra Elvira, mientras que otros la señalaban simplemente como una cueva en la ciudad en la que supuestamente viviría Nata, una hija del conde D. Julián, cuya exist4encia, al igual que la hija de Noé, tampoco ha podido nunca ser comprobada. Pero no han sido estas únicas las leyendas que, teniendo como protagonista a una principal mujer, han tratado de explicar el origen del nombre de esta ciudad universal, pues menos sonora y menos conocida, es aquella otra que ya se apuntara desde antiguo y a la que hace esporádica mención Claudio Sánchez Albornoz en su libro “La España musulmana”, que atribuye y deriva el nombre de Granada, de Naath, mujer de la que se dice que fuera esposa del rey zirí Habas Ibn Maksan, posición ésta del todo inverosímil, puesto que como poco la existencia constatada del Garnata Al-Yahud antes de la dinastía zirí, serviría para echar por tierra esta posición.

Otra teoría verdaderamente influyente en bastantes cronistas y que Arias Montano recoge en alguna de sus obras, es aquella que señala que el origen del topónimo se encuentra en los vocablos Gar-anat a los que se les atribuye el significado de Colonia de Peregrinos, cuyo origen se encontraría en la llegada a la península ibérica en el año 136 de nuestra era de una hueste de judíos venidos como resultado del exilio forzoso provocado por el pogrom que tuvo lugar con ocasión de la segunda revuelta judía protagonizada en Jerusalén por Bar Koziba (-sobrenombre de Simón, jefe de los judíos durante la rebelión ocurrida entre 132 y 135, motivada por la decisión de Adriano de construir Aelia Capitolina en emplazamiento de Jerusalén y de prohibir la circuncisión. Bar Koziba o Barkoquebas, llegó incluso a acuñar moneda, pero Julio Severo, mandado por el emperador desde Bretaña, redujo la resistencia judía y encarceló a su jefe en la fortaleza de Bethar, donde murió. El sobrenombre de Bar Koziba, “Hijo de la Estrella”, tenía un sentido mesiánico y le fue atribuido a Simón presumiblemente por el Rabí “Aquibá cuando le reconoció como el Mesías-) en tiempos del emperador Adriano, posición ésta que hace entroncar más directamente el nombre de Granada con el origen de la importante “Villa de los judíos”, siendo esta teoría aceptada por Casiri señalando: Granata urbs, quam exteri (hebraei scilicet, seu phoenices) Granatam, id est, peregrinorum coloniam, nostrates Hispaniarum Damascum dixere.

Pero lo más cierto es que la antigua ciudad romana situada en lo más alto de la colina del Albaycin, era llamada Hizn Garnata, puyo nombre vendría a significar “castillo o fortaleza del granado” y que los árabes llamarían Hizn Román, dado que en su lengua rumman es el nombre que recibe la fruta del granado, (otros autores como Seco de Lucena “castillo del cristiano” que derivaban el término “roman” de rumi que significaba cristiano en árabe), constituye el precedente más directo del nombre de Granada. Esta posición, unida a la sabida tendencia de la lengua árabe a rehuir la conurrencia de dos consonantes juntas en una misma sílaba, es lo que avala esta tesis, seguida por las principales autoridades en la materia, que se inclinan definitivamente por dar como etimología de Granada, el nombre latino de la fruta del granado –granata- del que los árabes hicieron derivar el término Garnata. Por ello puede concluirse válidamente que el nombre de Granada significaría tan solo eso, el nombre de la jugosa fruta típica de nuestra ciudad, como ya señaló el cronista Al-Maqqari.

En esta línea no han faltado posiciones poéticas y metafóricas que aceptaron ya esta teoría más científica, identificando la validez de esta etimología con la aglomeración de casas de la ciudad que comparaban con el apelmazamiento de los granos de la granada. Pero lo que es del todo indudable, sin perjuicio de la aceptación del significado que acabamos de dar al nombre de Granada, es que la denominación de la ciudad de la Alambra sigue siendo, en parte, un gran misterio.

C.G.
Miscelánea de Granada


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