Los hermanos Grimm
Los cuentos populares en las zonas de habla alemana están inseparablemente unidos a los nombres de los hermanos Jacob Grimm ...
...(1785-1859) y Wilhelm Grimm (1786-1859). Entre 1812 y 1822 publicaron la colección en tres tomos llamada Cuentos infantiles y de hogar alemanes, que pertenece a las obras de la Literatura universal que han sido más leídas y traducidas. Son el resultado de largos años de trabajosos esfuerzos reuniendo material en los más alejados pueblos y casonas de toda la zona de habla alemana. Estas historias fueron registradas en los más variados dialectos. Es un trabajo que hoy no puede ser suficientemente valorado. Ha significado el que dispongamos de una tradición que se habría perdido para la posteridad. Son tesoros populares que en tiempos remotos fueron una puerta a los Pequeños Misterios. Los hermanos Grimm eran conscientes de ello, tal y como podemos leer en su obra ya citada:
“El conjunto de estos cuentos son el resto de una creencia que viene del fondo de los tiempos, y que se expresaba en símbolos que se referían a seres y cosas suprasensoriales. El contenido mítico de ello semeja los trozos desperdigados por el suelo de una piedra preciosa que, antaño completa, ahora está separada por yerbas y flores que crecieron con el paso del tiempo. Sólo una vista aguda puede redescubrirlos. Su significado se perdió ya hace mucho tiempo… pero en ningún caso son el producto de una fantasía desenfrenada y sin sentido”. (Wilhelm Grimm)
Siendo contemporáneos de la Ilustración los Hermanos Grimm representan, sin embargo, el polo opuesto a la teoría lineal de la Historia, que obnubiló la razón a los hombres del siglo XIX. Contra esa orgullosa actitud dice Wilhelm Grimm:
“Es una pedantería el creer que la vida a través de los siglos pasados estuvo bañada de opacas y desagradables barbaridades…El paganismo no cayó del cielo. Se fue transmitiendo en tiempos sin cuento a través de la Tradición, pero su origen se encuentra en una misteriosa revelación….”
Los Misterios eran esa “misteriosa revelación”, de la cual encontramos una luz mate y alejada en los cuentos. Si aprendemos a leer y escuchar correctamente de ellos, podremos tener una idea remota, un recuerdo, del elevado origen del Hombre.
SIGNIFICADO DE LOS CUENTOS Y LEYENDAS
Las imágenes se impregnan en la mente del hombre mucho más fácilmente que los postulados de una filosofía abstracta. Ofrecen además un acceso más viable para la mayoría de la Humanidad. De ahí que los fundadores de religiones siempre hablaran en parábolas y que los filósofos siempre dieran gran importancia a los cuentos en la educación (por ej. Platón en su República). Por eso los temas y motivos fundamentales de estas narraciones traspasan los tiempos y los pueblos. Esos “temas originales” o Arquetipos se enraízan en la mente de lo que C.G. Yung llamaría Inconsciente Colectivo.
Vivimos en un momento en el que los seres y su apariencia forman dos polos diferentes que se contradicen a menudo. En los cuentos los seres y su apariencia son una sola cosa, una unidad: lo bueno es de hecho bello y lo malo es realmente “feo como la noche”.
Los siglos que van del XVI al XIX encuadran lo que se llama la Era de los Descubrimientos. Nosotros en el siglo XX tenemos que aprender simplemente a aplicar nuestro intelecto a través de los métodos de investigación científica. Esto es análogo al proceso de la adolescencia hasta la madurez: cuando se despierta el intelecto el joven intenta comprobar personalmente lo que se le ha dicho o transmitido a través de la autoridad que tenía ante sí. Entonces se considera a sí mismo “ilustrado”, informado diríamos hoy, y el mundo y las figuras de los cuentos empalidecen.
Este hecho psicológico fundamental se expresa en el cuento de la siguiente manera: Cenicienta quiere comenzar a “hilar” arriba de la torre. Ella quiere seguir y comprender los hilos de pensamientos por sí misma y poder continuar hilando. Pero uno se “enreda” a sí mismo en el mundo de los propios pensamientos. Lo que hasta ahora era cierto y sagrado se ridiculiza y desecha.
Todo esto sucede “en la cabeza”, o sea arriba, en la “Torre”. La duda mata (como dice el texto budista Dhammapada) y en este caso mata al Palacio completo. Todos son sumidos en un sueño profundo (muerte), aunque sólo en la torre se dio la causa. Únicamente una promesa podrá devolverlos a la vida: cuando pasen cien años (o sea, cuando pase el ciclo materialista, durante el cual se desarrolla el intelecto). Así es como se pueden escuchar y leer los cuentos. En ellos se encuentran descritos los diferentes peldaños que caracterizan la evolución de las fuerzas espirituales en nosotros. Descritos a través de imágenes…
Se dice que los maniqueos, en el siglo IV y V, por primera vez produjeron una expansión consciente de los cuentos, para que el pueblo accediera mejor a las doctrinas éticas. Ellos preparaban especialistas, narradores de cuentos, que peregrinaban de pueblo en pueblo, de manera parecida a los monjes y sacerdotes andantes. Y realmente se puede decir que tenían una función sacerdotal, esotéricamente hablando.
LOS CUENTOS A LA LUZ DEL ESOTERISMO
“EL FIEL JUAN”
Este es un cuento que, como muchos otros, refleja un Misterio de la Iniciación. La peregrinación del alma a través de diferentes dimensiones hasta que, pasando toda clase de dificultades, llega hasta el “Vestíbulo de la Sabiduría”.
“El viejo Rey muere” y los poderes espirituales se retiran de la Tierra. Antes de morir encarga a su fiel servidor Juan, proteger y educar al joven Príncipe, su hijo. El debe enseñarle todo el Palacio excepto una cámara especial en la que se encuentra una pintura de la “Princesa del Techo de Oro”. Si él lo viera –dijo- se enamoraría perdidamente de ella y caería en grandes peligros. El hombre, que se ha puesto al servicio de la Humanidad, recibe las bendiciones para la misión que le aguarda. Allí donde comienza el conocimiento empieza también la entrega en el servicio. El fiel Juan muestra al joven, a las fuerzas espirituales todavía jóvenes, la herencia. El Príncipe entiende por primera vez que es el hijo de un Rey y que posee un Reino –aunque todavía no lo conozca bien, se da cuenta de su elevado origen-. La joven alma investiga el Palacio –el mundo interior- pero algo se le oculta, algo permanece para él todavía cerrado. Todas las fuerzas inteligentes no le saciarán hasta que no haya logrado penetrar en la cámara oculta. Es la voz que llega desde lo profundo y que pregunta por los Misterios. Pero desde el deseo de ver la verdad sin velos, o mejor, de la visión de la verdad, ya está actuando un poder que amenaza con paralizar toda energía de vida, un poder que sale al encuentro de toda alma inmadura y sin preparación. El alma intuye en cambio felizmente una vida superior que “reluce en el Oro del Techo de la Sabiduría”.
El hijo del Rey logra ver la imagen, contra la voluntad del fiel Juan. Cuando la mira cae en la inconsciencia. Al despertar quiere encontrar a cualquier precio a esa Princesa. Interroga entonces al servidor pidiéndole que le muestre el camino hasta ella. Juan busca todos los tesoros del Reino, hasta reunir cinco toneladas de oro, para poder realizar la travesía en barco. Juan y el Príncipe viajan juntos disfrazados de comerciantes para despertar el interés de la hija del Rey. Si queremos contemplar nuestro Arquetipo, oculto en regiones suprasensibles (más allá del mar, cuyo camino sólo conoce el fiel Juan), tenemos que crearnos primero sólidas ideas y esquemas en nuestro interior que nos permitan trasponer su contenido en nuestra conciencia (el barco) para poder disponer de ellas. Para ello tenemos que encontrar y reunir todo el “Oro” posible (elementos que estén relacionados con el Arquetipo primordial) que se encuentre en “el Reino”: buscando en todas las profundidades del alma, en las experiencias pasadas (sean conscientes en esta encarnación o inconscientes de otras encarnaciones). Todas las culturas han contribuido al amontonamiento de ese “Oro” en nosotros, por lo que únicamente tenemos que volverlo a retomar conscientemente. Las cinco toneladas de oro son las cinco Razas Raíces de la Humanidad, que según las antiguas tradiciones han ido formando al hombre.
Consiguen anclar desviando la atención de la Princesa. Su temor inicial se convierte pronto en simpatía cuando se entera de que el joven comerciante es en realidad el hijo de un Rey. El fiel Juan, que como Iniciado conoce el lenguaje de los animales, escucha la conversación de tres cuervos que durante el viaje se habían unido al barco. Hablan sobre tres peligros que le esperan al Príncipe. Uno al anclar de vuelta a su patria, otro en el camino hacia el Palacio y el último en la fiesta de bodas. El puede superar los peligros y el fiel Juan tiene la solución a ellos. Pero también escucha que será petrificado si traiciona este secreto. En muchos pueblos son los cuervos los mensajeros del mundo sutil. Pensemos en los cuervos de Odin –o Wotan-, en los de Elías, en los de Barbarroja…mensajeros todos ellos entre los dos mundos. Los tres cuervos bosquejan la idea de conversación entre espíritus que se da en el umbral de la conciencia y en la que sólo puede penetrar el Iniciado. El anclar en el país del Príncipe significa la vuelta a la realidad de nuestro mundo y a partir de ese momento empiezan las pruebas para él. El barco llega a puerto y un caballo rojo toma impulso para saltar hacia él. Pero el fiel Juan se interpone y le dispara con una pistola que colgaba e uno de sus costados. La gente comienza a revolverse, pero el Príncipe les dice que su fiel Juan sabrá muy bien lo que hace. En camino hacia Palacio se le hace entrega de una vestidura de plata, pero antes de que se la pueda poner el fiel Juan se hace con ella y la quema. De nuevo afirma el Príncipe que Juan sabe lo que hace. En el baile de bodas la Princesa, pálida, cae de pronto desmayada. Juan se apremia a tomarla tres gotas de sangre de su pecho derecho, igualmente, sin decir una palabra. Pero esta vez el Príncipe ya no se siente tan seguro ante los rumores de la gente y entonces manda ejecutar a Juan, aunque había salvado la vida de la Princesa. El fiel Juan descubre entonces su secreto y al instante queda petrificado.
Respecto a la primera prueba, el Yo humano puede elevarse a esferas espirituales, pero la llamada de las emociones e instintos le atraen de nuevo a la tierra. El caballo rojo (la sensualidad) habría raptado al Príncipe por los aires llevándolo al mundo de los sentimientos egoístas. En la segunda prueba, la vestidura plateada simboliza las dimensiones sutiles de la energía y las sensaciones. Pero él ha abandonado ya ese mundo cuando fue a recoger a su Dama. Ahora se siente todavía más tentado de entrar en esas dimensiones “brillantes”, penetrar en ellas. Si hubiera entrado le habrían quemado, porque en realidad la vestidura era de alquitrán y azufre. El Príncipe no sabe que esos mundos son, sí, de más sutil naturaleza, pero todavía mundos del deseo, que están unidos al mundo de los sentidos, y por ello oscurecidos por lo material (azufre y alquitrán) aunque brillen externamente (la joya de Mara). En otra clave de interpretación, dichas prendas simbolizan las suaves formas mas mentales de la joven conciencia suprasensorial, pero que todavía no está preparada para la confrontación con la personalidad inferior.
En la tercera prueba, la palidez de la Princesa nos quiere transmitir que lo espiritual queda desvirtuado si está unido a la mente terrena, como se ve en la unión de la pareja danzando. Se pretende apresar las verdades puras del espíritu con las manos de la razón. No podemos concebir las formas de vida en el Mundo de las Ideas. Por ello “muere” la Reina. Al extraer tres gotas de su sangre despierta. El verdadero sabio no espera contemplar ninguna verdad corporal de aquel Arquetipo puro que estaba representado en el cuadro de la cámara secreta. Ahora el fiel Juan tiene que ser ejecutado. El joven no soporta la conducción de su espíritu (aunque le deba toda su educación). En su estado ilusorio de locura se ha ido creando imágenes nacidas de sus propios deseos. Destruirlas significaría la destrucción de las vestiduras que los sentidos ponen a la verdad. Aquí hemos de remarcar que los cortesanos le traicionan y blasfeman. Otra vez las voces de lo sensible.
El fiel Juan queda petrificado; esto quiere decir que la Sabiduría solamente se puede hacer comprensible en nuestro mundo a través del intelecto. De alguna manera, sobre las cosas abstractas siempre existe este encantamiento. Ahora llega la hora del que trae la libertad. Su vuelta a la vida está en las manos del joven Rey. Este se arrepiente de su culpa y pretende traer otra vez a la vida a su fiel Juan. Sitúa a la figura petrificada en su dormitorio y durante años ruega a Dios por su vuelta. La piedra comienza a hablar y le dice que lo puede liberar si sacrifica aquello que más quiere: sus dos hijos gemelos. Por amor al fiel Juan corta la cabeza a sus dos hijos y baña la estatua con su sangre, que vuelve a la vida. Juan pone las cabezas otra vez a los niños y empiezan a vivir de nuevo.
La joven alma, ya despierta, está dispuesta a abandonar la pasada forma de conducción, en la que fue salvado y protegido de manera pasiva de los peligros. Asume por ello el sacrificio voluntariamente. Con los gemelos había nacido otra forma de Yo, y este nuevo Yo dual tiene que ser sacrificado. El cuento dice entonces. “tiene que correr la sangre”. La decapitación significa siempre en una de sus claves el abandonar el amor a sí mismo. Después de esta última prueba el joven Rey es digno poseedor de todos los tesoros de Reino. En ese momento los Reyes son también Iniciados.
CUENTOS DE SASTRES EN LA COLECCIÓN DE LOS HERMANOS GRIMM
Hemos elegido como tema central de este artículo un tipo de cuentos que reflejan de manera muy especial nuestro momento actual. El sastre representa el intelecto, la fría lógica de la razón, lo que separa, analiza y “corta”, y luego quiere volver a unir (coser) a su manera. Y nosotros en este siglo hemos llegado a un punto en el que empezamos a notar dolorosamente las consecuencias negativas de un intelecto que sólo se mueve en una dirección.
1.- EL SASTRECILLO VALIENTE
“El sastre” en nosotros tiene diferentes facetas. Por ejemplo el pensamiento burocrático, en el que todo se mueve en esquemas fijos y todo lo que queda fuera de él es extraño y desagradable. Pero también está el que se interesa por saberlo todo. Todo lo quiere saber y con la seguridad que tiene en sí mismo quiere conquistar “reinos” enteros. En el primer caso encontramos en los cuentos al sastre que no sale de su taller, y en el segundo al joven y aventurero, como en el caso del “Sastrecillo valiente”.
El saber de los cuentos nos habla aquí de la capacidad constante y perseverante de nuestro intelecto. El sastre realiza verdaderas heroicidades. Lucha contra gigantes, consigue a la hija del Rey y conquista Reinos. Se podría hablar de un desfile triunfal de la inteligencia a su paso por el mundo.
¿Dónde está el secreto del éxito en la marcha del sastrecillo por el mundo? Es la fuerza de la conciencia de sí mismo. “¿Eres capaz de hacer una cosa así?” se preguntaba a sí mismo sorprendido de su valor. “Esto lo tiene que saber toda la ciudad”. Y se cosió un cinturón con el lema “Siete de un golpe” (el que fueran sólo moscas no lo necesitaba saber nadie). “¡Y no sólo la ciudad… el mundo entero tiene que saberlo!” se dijo, y su corazón empezó a saltar de alegría.
Cada conocimiento intelectual siente la necesidad de la expansión. Los letrados y eruditos buscan el reconocimiento público de sus ideas, así como el descubridor, los ilustrados en política y religión. Casi no pueden esperar el día en que puedan “hacer felices” a todos con sus ideas…
Así es que el sastrecillo se lanza al mundo. Su taller se le ha quedado pequeño. Las formas aceptadas anteriormente empiezan a tambalearse. Todos le rinden honores sin haber probado primero lo que alaban. A pesar de la fuerza hechizadora del pequeño embustero notamos que el sastrecillo tiene de alguna manera una misión, un mensaje. El actúa dentro del espíritu renovador de un Nuevo Tiempo, que arremete contra las formas oxidadas del pasado.
Ahora es cuando el sastrecillo está en situación de encontrarse con los “gigantes”. El gigante, en sueños, cuentos y mitos, simboliza las fuerzas ciegas, instintivas de la naturaleza en el hombre. Restos pasados de razas arcaicas, de las que nació la Humanidad actual. En la tradición griega, Ulises lucha contra Polifemo; en la germánica es muerto el gigante Ymir, para que el hombre despierte a la conciencia del Yo y llegue a ser “libre”. Otras tradiciones antiquísimas hablan de gigantes en un continente en el actual Océano Pacífico, que sólo poseían un ojo (como los cíclopes de los griegos).
En cierta clave todas estas tradiciones hablan de una suerte de cambio cósmico para la evolución humana: el reinado de lo animal, los instintos inconscientes, serán destronados por la seguridad del todavía joven y pequeño intelecto. Dicho en forma de cuento: el sastrecillo vence al gigante con su ingenio. El posee la seguridad de su conciencia, cosa que le falta al tonto gigante de los tiempos anteriores.
2.- EL GIGANTE Y EL SASTRE
En este cuento encontramos el significativo pasaje de cómo un sastre se pone al servicio de un gigante. A primera vista es un cuento incomprensible, pero en realidad se trata de una simbiosis entre dos mundos. El sastre pregunta: “¿Qué salario me vas a dar?” La contestación es: “Anualmente 365 días, y si es bisiesto uno más”. El sastre tiene que servirle al gigante la comida y la bebida. Por ello recibe “los días” como sueldo. Durante el día las profundidades de nuestra conciencia están inactivas; el hombre cósmico, que desea llegar a ser una unidad omniabarcante, desaparece cada día con el despertar de la razón terrena. El hombre necesita sin embargo ese alimento que puede obtener en estado de vigilia, reuniendo experiencia a través de los sentidos e intentando abarcar el mundo con sus pensamientos.
Pero la mente terrena es arrogante. Promete más de lo que puede dar. El gigante en el cuento pide una jarra de agua y el sastre pregunta: “¿Por qué no toda la fuente?”. Y cuando recibe la orden de traer unos leños: “¿Por qué no todo el bosque?”. El sastre todavía no conoce sus límites y cree que el mundo que puede abarcar su entendimiento es todo lo que existe. Olvida siempre que vive de la gracia del gigante. Porque al gigante le pertenecen la noche y los sueños. Durante el sueño el cuerpo y el alma no se podrían regenerar si él no actuara. Entonces el sastre no tendría 365 días por año. Hoy sabemos, por las investigaciones de la Psicología profunda, que la persona que se ve privada del sueño sistemáticamente, se vuelve loca.
La moraleja de este cuento es quizás que el día y la noche, lo interior y lo exterior, lo oculto y lo descubierto, no son nada por sí mismos; únicamente penetrándose mutuamente, dependiendo el uno del otro, como dice el Kybalion, es que adquieren su verdadero sentido y armonía en la globalidad.
3.- EL SASTRE EN EL CIELO
¿Qué pasa cuando la mente humana, en su engreimiento, se atreve a penetrar en los secretos divinos? Esa actitud claramente “humana” se encuentra en la rica Mitología de muchas civilizaciones, por ejemplo en la Torre de Babel de los hebreos, o en El Banquete de Platón, o en el Popol Vuh de los mayas. En este cuento el sastre llega al Cielo y llama a la puerta. Dios sin embargo “no está en casa”. Este dato es muy significativo porque nos da la clave para comprender la situación del Espíritu. Dios se ha retirado del Mundo y ha dejado a los hombres solos, y Pedro, el guardián de la puerta, no debe dejar entrar a nadie. En un Kali Yuga, en que el materialismo reina sobre la Tierra, se retiran los Grandes Misterios, porque un sastre nunca llegará a ser digno de vivirlos. Nuestro sastre sin embargo convence a Pedro y entra. En sentido amplio, y en cierta clave, podemos ver aquí cómo la doctrina cristiana se ha retirado de Occidente, y la razón –en los tiempos de la Ilustración, o bien en tiempos anteriores los dogmatismos de la Inquisición- quiere penetrarlo todo. O sea, es un tiempo marcado por el alejamiento de lo divino.
El sastre llega hasta el lugar donde está el trono de Dios Padre y se sienta en él, y desde ahí ve cómo una anciana, que está lavando en una fuente, se hace con algunos velos que allí se encontraban. Como ya es conocido, el que no ve sus propios defectos no perdona nunca las debilidades de los demás. Así es que tomando un escabel del trono lo lanza contra la ladrona. Pero después de pasado el momento de ira se da cuenta de que no puede recuperar el escabel que había tirado a la Tierra.