Pedro Antonio de Alarcón Ariza nació en Guadix en 1833.
Comenzados sus estudios de Derecho en la Universidad de Granada hubo de abandonarlos debido a los graves problemas económicos que atravesaba su familia, motivo por el que reanudó su formación religiosa en el Seminario de la diócesis de Guadix, formación que también abandonó de manera definitiva para dedicarse a la escritura y el periodismo.
Su clara vocación por las letras le hacen trasladarse a Madrid en 1853, adonde va con la intención de triunfar y consagrarse como escritor. Sin embargo la suerte no le acompaña, por lo que regresa pronto a Granada donde realizará diversos trabajos literarios y periodísticos. Nuevamente se traslada a Madrid para establecerse; es el momento en que dirige el periódico antimonárquico El Látigo desde donde lanzó importantes campañas contra la institución y contra el omnímodo poder clerical del momento, lo que le llevó incluso a tener que batirse en duelo con el escritor García de Quevedo, tras un enfrentamiento entre ambos en el famoso Café Gijón de Madrid por razón de las opiniones manifestadas por el granadino contra el Cardenal Primado de España y el nuncio de su Santidad.
Por lo que respecta a su obra literaria, comenzó escribiendo muy joven obras como El Final de Norma, a la edad de 17 años, publicada con cierto éxito años más tarde, influenciado claramente por autores del renombre de Honoré de Balzac, Alejandro Dumas o la española Cecilia Bohl de Fáber conocida con el pseudónimo de Fernán Caballero. Su condición de periodista consagrado y sus vivencias como voluntario de la guerra de África entre los años 1859 y 1860, le hicieron concebir su primera obra exitosa : Diario de un Testigo de la Guerra de África , que editada en 1860 tiene tal acogida y difusión, que además de proporcionarle un buen caudal económico que le posibilitaría viajar por Francia e Italia como era su sueño durante bastante tiempo, le hacen convertirse en el mejor cultivador español del género del “libro de viajes”. Al anterior seguirán títulos tan importantes como De Madrid a Nápoles, Viajes por España y el mejor de todos y de obligada lectura para los granadinos, La Alpujarra .
Su obra narrativa se compondrá de obras verdaderamente importantes para la historia de la literatura de nuestro país; El Clavo, Cuentos Amatorios, Narraciones Inverosímiles, El Hijo Pródigo, El Escándalo, El Capitán Veneno, Historias Nacionales, Poesías Serias y Humorísticas, son algunos de sus títulos, pero sin embargo, los dos más importantes sin lugar a dudas, son El Niño de la Bola , posiblemente la mejor novela romántica de nuestro país, y El Sombrero de Tres Picos , farsa andaluza inspirada en el romance El Corregidor y la Molinera , que Manuel de Falla dotara de música convirtiéndola en una obra maestra. En 1884 publicó su última creación, Historia de mis libros, que constituye verdaderamente su obra autobiográfica. Tras una vida dedicada a la producción literaria Pedro Antonio de Alarcón muere en Granada en 1891, en la que no existe monumento alguno dedicado a tan importante ciudadano, pero sí una ruidosa y desaliñada calle que lleva su nombre, sin perjuicio de que sea principal.
Del libro “Miscelánea de Granada”
César Girón