Quienquiera se abisme en el estudio del fenómeno del alma averiguará la incidencia de este concepto en un sinfín de textos, pero no siempre significando lo mismo.

Este principio animador, invisible a primera vista y más bien inmaterial que material, no aparece solamente en relación con el hombre, ya que también se habla del alma de algunos lugares, el alma de objetos, el alma de animales, plantas, minerales, el alma de un pueblo...

El alma como psique es el conjunto de nuestros fenómenos afectivos y de las manifestaciones de la razón inferior, en su escala y diversidad totales, yendo desde las bajas hasta las más sublimes.

 

El Alma como Espíritu

H. P .Blavatsky dice acerca del término de Espíritu: La falta de mutuo acuerdo entre los escritores acerca del empleo de esta palabra ha dado origen a una tremenda confusión. Generalmente, se la hace sinónimo de alma y los lexicógrafos apoyan su uso. En las enseńanzas teosóficas, la voz Espíritu se aplica únicamente a lo que pertenece directamente a la Conciencia universal, y que es su emanación homogénea y pura. Así, la Mente superior del hombre, o sea su Ego (Manas), cuando está unida de un modo indisoluble con el Buddhi, es un Espíritu; mientras que el término Alma humana o hasta animal (el Manas inferior, que obra como instinto en los animales), se aplica sólo al Kama-Manas, y se califica de alma viviente. Esta es nephesh, en hebreo, el aliento de vida. El espíritu es informe o inmaterial, y, cuando está individualizado, es de la más elevada substancia espiritual - Suddasattva, la esencia divina, de que está formado el cuerpo de los más elevados Dhyanis que se manifiestan.

Es decir que al hablar del Alma inmortal, tenemos en mente precisamente aquella parte espiritual del Hombre, que es imperecedera y viste el cuerpo en el curso de las distintas encarnaciones.

No es menos cierto que no podemos ni queremos crear dos casillas estancamente separadas, pues esto nos acercaría aún más a aquellas interpretaciones lexicográficas que definen el alma bien como una parte material del cuerpo, o como una entidad cuya esencia sería inmaterial. El fenómeno del Alma es harto más complejo. Nuestra Psique es un puente entre el cuerpo y el espíritu. En gran parte pertenece al mundo material, pero se encuentra con la esfera del Espíritu precisamente en el momento en que alcanza el nivel del Ego humano. Se esfuerzan por alcanzarlo, independientemente del nombre que den a este proceso, incluso muchos de los autores que escriben sobre el alma más bien desde el aspecto psicológico. El taoísmo afirma que el universo visible es una emanación del Tao, en la que el Yin y el Yang están estrechamente interrelacionados en un aliento indiferenciado (Khi), al que llamamos aliento primordial. El Hombre consta del Yin y del Yang, que son el aliento celestial y el terrenal, concretamente reflejados en el alma superior Juén que es celestial y el alma inferior, P´o, que es terrenal.

Tampoco queda libre de equívocos el concepto de Espíritu. En el Glosario, H. P. Blavatsky también señala: En breves palabras, el Espiritu no es una entidad en el sentido de tener forma; puesto que, como declara la filosofía búdica, donde hay una forma, hay una causa de dolor y sufrimiento. Pero cada espíritu individual – entendiéndose que esta individualidad dura solamente todo el manvantárico ciclo de vida – se puede describir como un centro de conciencia, un centro autosenciente y autoconsciente; un estado, no un individuo condicionado. Esto explica que haya tanta riqueza de palabras en sánscrito para expresar los diferentes estados de Ser, Seres y Entidades, con la particularidad de que cada denominación indica la diferencia filosófica, el plano a que pertenece tal unidad, y su grado de espiritualidad o materialidad. Desgraciadamente, estos términos son casi intraducibles a nuestras lenguas occidentales.

Aparentemente, nuestro problema sería exclusivamente de orden lingüístico: hemos simplificado y tecnificado nuestro lenguaje cotidiano en tal extremo, que ya no puede ofrecernos la posibilidad de expresar de forma cabal los estados y matices sutiles de nuestra vida espiritual y de nuestras vivencias y menos aún las diferencias entre las emociones “corrientes“ y los niveles espirituales y metafísicos. Los traductores no llegan a distinguir los conceptos de espíritu y alma y –por supuesto- otros niveles de los mismos, ya que muchas veces casi no los entienden y no llegan a percibir entre ellos diferencia alguna.

La lengua, sin embargo, es meramente un reflejo de nuestro modo de vida y del valor que asignamos a estas cosas. Si sabemos crear o asimilar decenas de nuevos vocablos relacionados con la informática a la que consideramos importante en nuestra vida (algunos la creen imprescindible) y, por contrario, carecemos de palabras para expresar un sentimiento simple y sincero, obviamente reflejamos la escala de valores de la humanidad actual.

 

El lenguaje del Alma

Nos encontramos frente a un fenómenos que transciende las limitaciones de nuestro mundo material y de la razón, por cuanto también de nuestras posibilidades de expresión verbal. Los sabios antiguos preferían recurrir al lenguaje transcendental de los mitos, las parábolas o los símbolos, por cuya mediación el alma intenta manifestarse y dirigirse a quien sepa leer.

 

Mitología

El mito probablemente más difundido sobre el alma – Psique, es el conocido bajo el nombre Mito de Psique (algunas veces denominado Eros y Psique, publicado en este país en versión fabulosa bajo el epígrafe La princesa Alma). Es autor de esta historia el escritor romano de origen africano Lucio Apuleyo que la insertó en su libro Metamorfosis o el Asno de Oro. Psique es una bella muchacha de la que se prenda Amor y vive con ella, sin que jamás pueda verlo. Mas ella sucumbe a la tentación y a las dudas, desea ver con sus ojos físicos lo que es imposible de ver con ellos y pierde el Amor. A fin de reconquistar su elemento superior, tiene que emprender una larga peregrinación, superar las más diversas pruebas, bajar hasta el tártaro para volver a salir. Entonces vuelve a reunirse con Amor para ser su esposa, en el Olimpo se le permite beber ambrosia, de modo que pasa el rango de los inmortales. Dicho con otras palabras, Psique se ha conocido a sí misma, ha logrado dominar sus elementos más bajos conquistando así lo eterno y supratemporal.

Conforme a la clave psicológica todos los héroes pasan en los mitos por la vía del autoconocimiento, de la revelación del alma propia. Sus vías se parecen a la ruta seguida por Psique. Son símbolos de la psique que espera ser explorada la selva oscura y densa, el mar agitado o el intrincado laberinto; los combates con dragones, ogros y otros monstruos derrotados por los héroes son a su vez símbolos de la lucha contra los vicios, las pasiones y las pulsiones. La prueba más ardua suele consistir en el descenso al tártaro, eventualmente al fondo del mar, que representa el descenso a los rincones más oscuros y ocultos de nuestra psique, es decir, el perfecto conocimiento de sí mismo. Naturalmente, supone un triunfo únicamente cuando el héroe retorna del tártaro a la tierra. El ascenso a altas montañas, el viaje al cielo o, de forma más directa, el vuelo, son símbolos de la elevación del alma.

El psicoanalista suizo Carl Gustav Jung es uno de los autores que abordaba de esta manera la interpretación de los mitos. En su libro “El Hombre y el Alma” dice: „Hasta estas fechas, al estudiar los mitos nos dábamos por contentos con representaciones solares, lunares, meteorológicas, vegetales y otras nociones auxiliares. Hasta este momento casi nunca supimos admitir que los mitos son en primer lugar manifestaciones psíquicas, que describen la esencia del alma… El mito del héroe es primordialmente la imagen propia del la búsqueda anhelante del inconsciente, que siempre insaciado y raras veces sosegado desea la luz de la conciencia. Mas la conciencia, constantemente amenazada de ser seducida por su propia luz y convertirse en una luz fatua desarraigada, desea la fuerza restauradora de la naturaleza, las fuentes profundas del ser y la comunidad inconsciente con la vida en sus innumerables formas.

Los héroes reciben con frecuencias consejo de la mujer a la que aman o de una Diosa que se haya encariñado de ellos. Es símbolo del Alma inmortal y de cierta manera “vela” constantemente por los que tratan de descubrirla y prestarle oído.

 

Símbolos

En el mundo material hallaremos una serie de elementos que simbolizan el alma merced a su aspecto, naturaleza, comportamiento y ser interior. Tal vez alguno de éstos sepa dirigirse a nuestra intuición y nos permita penetrar más los abismos del misterio…

Mariposa maravillosa metamorfosis de la fea oruga en una espléndida mariposa, dotada de la capacidad de volar, simboliza el alma, que despierta y puede levantar el vuelo. Su nombre griego también es psique. Igual que ésta, es inconstante, voluble y frágil. Siendo símbolo de la psique cambiante, la encontramos un uno de los Tarot, donde liba el néctar del manantial de la vida en forma de tres flores de loto. Asimismo es símbolo de nuestra Alma inmortal, por cuanto era representada en las estelas funerarias como símbolo de la liberación del Alma de la materia y su ascensión.

Trébol en la mística, emblema de la Trinidad. Según H. P. Blavatsky tiene significación simbólica: el misterio de Tres en Uno…. El trébol fue la planta del Espíritu, del Alma y de la Vida.

Incienso símbolo del “aroma sobrenaturalmente ameno de la santidad”. Fue utilizado en casi todas las culturas antiguas. Su humo que subía al cielo simbolizaba en las oraciones o los rituales, siempre acompañados por el aroma del incienso, el camino ascendente del alma y en los rituales funerarios, el camino del Alma que abandonaba el cuerpo.

Caballo además de otros simbolismos relacionados con el alma aparece entre los chamanes siberianos y centroasiáticos a los que asiste, para que su alma abandone el cuerpo y emprenda el viaje extático.

Abeja se la vinculaba con la laboriosidad y el esfuerzo persistente, la sabiduría, la pureza y la castidad. Para los órficos, la abeja sería el prototipo del alma, muy específicamente en el proceso de la individuación y la unificación que caracteriza la vida en enjambre y que atraviesan las almas al surgir de la Divina Unidad.

Según la tradición cristiana, para quien la viera en un sueño, era una premonición de la muerte cercana – el Alma partiendo en vuelo. Al contrario, cuando una abeja entraba en la boca de un muerto, éste resucitaría.

Luna corresponde al principio femenino, al igual que la psique. Plutarco relata en sus Misterios de Isis y Osiris que en el hombre existen el espíritu, inteligencia o nous, el alma o psique y el cuerpo o soma. De la unificación de los dos primeros nace la razón, de la de los dos últimos la pasión. La Tierra proporcionaría el cuerpo, la Luna el alma y el Sol, el espíritu.

Ratón se compara con el alma que sabe desaparecer sin revuelo y con suma discreción, como el aliento de la vida del moribundo, o como el alma que puede abandonar en la noche el cuerpo durmiente y retornar a él. En tiempos posteriores, los ratones (como las ratas) fueron percibidos en Occidente de manera harto negativa, mientras que las culturas orientales más bien veneraron a ambos animales. Citemos como ejemplo el ratón (algunas veces se dice que una rata) que fue la montura del dios indio de la sabiduría Ganesha.

Ave vinculase con ella un nutrido simbolismo merced a su don de volar –simbólicamente, superar el nivel horizontal. Ahora bien, el vuelo bajo se relaciona con el alma apasionada, el alto con el alma espiritual. Las aves concretas relacionadas con el alma son:

Cuco considerado por muchos pueblos “ave del alma”, así como ave vaticinadora o mensajero de la primavera, en sentido figurado, de la resurrección. Era atributo de la diosa Hera, que lo llevaba en su cetro. En el Tibet fue símbolo de Avalokitesvara.

Pavo el cristianismo lo adoptó como símbolo de la inmortalidad y la insobornabilidad del alma, asumiendo el viejo conocimiento alquimista, según el cual la cola del pavo real sería síntesis de todos los colores y emblema de la universalidad.

Halcón en el Antiguo Egipto, símbolo del alma.

Golondrina otro mensajero de la primavera. En la Edad Media su voz se comparaba con la de las almas arrepintiéndose de sus pecados.

Pez al igual que la mariposa, símbolo del alma – psique, con capacidad de ascender hacia lo espiritual. Es una suerte de “ave de las esferas bajas”, emblema del sacrificio en la relación Cielo – Tierra. En algunas imágenes se ve alado.

Sombra como si fuera un doble del hombre y se concibe como imagen del alma. (Numerosas lenguas tienen el mismo vocablo para la imagen, el alma y la sombra). En algunos mitos, perder la sombra equivale a perder el alma. Quien no vea su sombra o llegue a pisarla, está predestinado a morir. Sin lugar a dudas se trata del alma terrenal, ya que en otras parábolas las cosas o algunas actividades en este mundo se conciben como un juego de sombras, reflejo de las Ideas y de los arquetipos celestiales.

Liebre suele relacionarse con la Luna. El simbolismo no distingue entre la liebre y el conejo. Otras veces se vincula con el alma. También se conoce una representación extraña de tres liebres en un círculo, sus orejas formando un triángulo.

Espejo conforme a las leyendas refleja el alma del hombre como su fuerza vital. Dícese que en la tradición europea su simbolismo algunas veces resulta contradictorio: por un lado es símbolo de la lujuria, las delicias y el orgullo, por el otro, de la virtud del conocimiento de sí mismo, la verdad y la sabiduría. En realidad puede significar ambas cosas, quedando esto expresado con perfecto acierto en la parábola sobre el espejo – alma, que puede ser orientado en varias direcciones y que mencionaré más adelante. Un dicho interesante afirma que los ojos son el espejo del alma.

Mujer En el simbolismo suele relacionarse el alma principalmente con la mujer. Siempre al nivel de psique, que tiene la polaridad femenina negativa de cara a la polaridad masculina del cuerpo o del espíritu. Ello no obstante, precisamente las diosas femeninas encarnan con cierta frecuencia el Alma Inmortal simbolizando el Amor y la Sabiduría mística, que deben ser despertados por el ser humano a fin de que revele su Alma. Es Isis envuelta en sus velos.

 

Parábolas filosóficas

Mencioné algunas de éstas con anterioridad, porque no podemos ni queremos separar de manera rigurosa el lenguaje de los mitos del de los símbolos y las parábolas, ya que se solapan mutuamente en muchos aspectos.

El gran filósofo griego Platón escribe en sus diálogos sobre el Alma que se encuentra en el cuerpo como en una cárcel o un calabozo. La imagen perfecta es el mito sobre la cueva, en el diálogo la República, donde los hombres encadenados están sentados, observando en las pared frente a sí solamente las sombras de hombres, animales, objetos… que se encuentran a su espalda. Tampoco puede afirmarse que éstos sean “reales”, porque la Realidad verdadera se encuentra fuera de la oscura cueva, allí, donde resplandece el Sol del Conocimiento. Es allí, adonde llega el alma, al liberarse de la prisión del cuerpo.

Lógicamente, no podemos agotar todas las parábolas, imágenes y explicaciones acumuladas por la Humanidad en su milenario caudal de sabiduría como testimonio de lo cercana y al mismo tiempo lejana que es para nosotros nuestra propia alma. Investigar sobre el tema del alma no significa sólo leer, reflexionar y escribir; es mucho más que eso: es una búsqueda en sí mismo, una peregrinación en pos del misterio.

 

Ivana Hurytová