Conferencia del 4 de noviembre de 2010 en el Palacio de Abrantes sobre La Escuela Estoica a cargo de Juan Manuel de Faramiñán Fdez. Fígares.
Les presentamos una síntesis de la charla sobre la escuela de filosofía estoica, muy ligada a Nueva Acrópolis porque también concebía la filosofía como una búsqueda de la sabiduría a la manera clásica. Es decir, la entendemos como un conocimiento vivenciado día a día, como camino de liberación, de independencia, frente a la ignorancia que nos mantiene esclavos. Todo ello podemos conectarlo con la idea que aparecía en el Oráculo de Apolo: "Conócete a ti mismo, y conocerás el universo y a los dioses...". Podemos decir que entendemos la filosofía como camino de descubrimiento que comienza en uno mismo.
Para tener una idea de cuál fue la trayectoria de estas escuelas, primero tendríamos a los presocráticos, y después de Sócrates, y a través de sus principales discípulos, surgirían varias escuelas: la escuela cínica, fundada por Antístenes; la escuela dialéctica, fundada por Eúrides; la Academia, fundada por Platón y su discípulo Aristóteles, que funda el Liceo; la escuela cirenaica, fundada por Aristino de Cirene, y llegamos a Zenón, que fundó la escuela estoica.
De la escuela cínica surgen algunas de las ideas que más tarde tomarán los estoicos adaptándolas a las circunstancias sociales de su momento histórico. Decía Antístenes que la verdadera felicidad no dependía de las cosas externas, así que era mejor no preocuparse por ellas. Recordamos también a otro cínico como Diógenes, a quien podríamos calificar como un rebelde ante la autoridad de su tiempo, prescindiendo de todo y viviendo en plena calle sirviéndose tan solo de un tonel.
En esta misma época, en el año 345 a.d.C. nos encontramos a Aristóteles, llamado a la corte de Macedonia para ser el instructor de Alejando Magno. Cuando Alejandro sube al trono, Aristóteles regresa a Atenas y funda el Liceo. De él se dice que paseaba por el orfeón con sus discípulos transmitiéndoles sus enseñanzas y es por eso por lo que se les llamó también los peripatéticos.
Con la muerte de Alejandro en el año 323 a.d.C. comienza el periodo helenístico, que marcaría la historia política, cultural y filosófica de este momento histórico. Abarca desde Aristóteles, a final del siglo IV a. C., hasta el año 400 d. C. Fue un periodo de conexión de culturas e ideas, que va a dar lugar a una mezcla de religiones, filosofías y pensamiento, generando un sincretismo entre todas ellas. Atenas va a perder su papel protagonista, ya que con las conquistas de Alejandro, el hombre va a dejar de pertenecer a una polis y tendrá una mentalidad mucho más abierta, global y cosmopolita, propia de la etapa helenística.
Otra idea a resaltar de estos momentos es una mentalidad algo inestable, la falta de seguridad personal, inestabilidad política, etc. Todo ello nos llevará a realizar un paralelismo de esta época con la realidad actual. Serán la Naturaleza y el cosmos la fuente de inspiración como referencia en la búsqueda de conceptos más seguros. Surgirá entonces, un nuevo planteamiento físico y ético de carácter cosmopolita, parecido al que actualmente estamos viviendo.
Surgía la escuela estoica y epicúrea con una finalidad eminentemente práctica, para que fuese útil y aplicable a una serie de esquemas de comportamiento. Decían que había que ser sabio en el vivir cada día. Esta moral estoica marcó ese carácter firme y heroico del hombre, ante una época donde confluyen diversas corrientes de pensamiento. Ante esta situación, los estoicos plantean la virtud como bien supremo que nos conducirá a la sabiduría y la libertad. El hombre de los estoicos es fundamentalmente libre, pero con una libertad natural que no es amiga sino enemiga de las esclavizadoras pasiones.
Escuela estoica
Dado su peso histórico en ese momento tan crucial para Occidente, es interesante tener una idea sencilla pero firme de quiénes eran estos estoicos y qué podemos extraer de sus enseñanzas.
La fundación de la escuela estoica se debe a Zenón, hijo de un mercader, que leyó las obras de los filósofos socráticos, y grandemente atraído por estas disciplinas, oyó cuidadosamente las enseñanzas de los cínicos. Diógenes Laercio afirma que Zenón, sintiendo repugnancia por ciertas desviaciones intelectualistas en que habían caído los cínicos, decidió expresar sus propios pensamientos en las galerías del ágora y más exactamente en la puerta o "Estoa"; de allí vendría la denominación de "estoicos", como se les conocería más tarde. En realidad, tampoco contaban con ningún lugar para impartir sus clases o expresar lo que sentían.
Los estoicos consideraban al ser humano como parte de un Gran Ser o cosmos, con el que colabora. De ahí que cada ser humano se convierta en un microcosmos como un reflejo del gran macrocosmos. Por todo ello, consideran que hay un derecho o ley que debía ser igual para todo el cosmos, para todos los hombres. Exponen que todos hemos de acatar las leyes de la Naturaleza, iguales para todos los seres. Y aceptar nuestro destino, ya que formamos parte del cosmos.
Sus mensajes contenían algunos conceptos interesantes, como pueden ser: orientar al hombre hacia la autarquía o autosuficiencia, para que fuese independiente y libre. Para conseguir esta meta, es imprescindible desarrollar una fortaleza interior y exterior a través de una disciplina de mente y cuerpo, que nos ayude a tener cada ver más desapego de las cosas que nos rodean, y ante las circunstancias de nuestra vida para no salir de nuestro centro, que en definitiva, nos proporciona nuestra libertad y sabiduría. Esta fortaleza se plasma en la conducta valerosa de los héroes, que les capacita para enfrentar cualquier adversidad, así como de cualquier circunstancia demasiado favorable que pueda desviar la conducta de su centro. Esto nos podría conducir de nuevo a la dependencia y esclavitud.
Otro concepto que aparece en los estoicos es la idea de la ataraxia. Era importante vivir con las pasiones. Asumir con equilibrio las dificultades para que no alteren el espíritu y el cuerpo. Es decir, conseguir un equilibrio emocional y espiritual para incrementar nuestra tranquilidad interior.
Esta fortaleza interior se traducirá en un comportamiento con los demás y en una vida sana y digna. Consideran importante aprender a vivir en un mundo agitado sin que les altere, ya que esto les conducirá a la libertad y a la seguridad. Podríamos traducirlo como el sosiego que surge en el hombre cuando domina sus emociones. Y esto lo encamina a la sabiduría, y en definitiva, a la verdadera felicidad.
Esta ataraxia ha de convertirse en una energía vital que nos permita transmitir esa semilla, esa esperanza de una vida en equilibrio encaminada a la sabiduría.
Podemos distinguir tres periodos en la escuela estoica:
Estoicismo antiguo
Zenón. Nació en el año 332 a.d.C., de raza semítica, y falleció en Atenas a muy avanzada edad, sin haber caído nunca enfermo.¡¡¡¡ Es curioso cuando consulta al oráculo, preguntándole dónde ir, y este le contesta: entre los muertos. Parece que él lo interpreta como una búsqueda de los clásicos, de los filósofos muertos.
Se cree que el pensador que más influyó en él fue su maestro cínico Crates. Es por ello por lo que decimos que el estoicismo tiene esa raíz cínica. Algunos filósofos estoicos de este periodo griego son: su discípulo Cleantes, segundo jefe de la Stoa. Era púgil de profesión. Fue conocido por su fortaleza física, valor y perseverancia.
Crisipo, discípulo de Cleantes, fue ingenioso y agudo. Ávido lector y sistematizador del pensamiento. Bajo su dirección, la Stoa adquirió rigor y consistencia para poder enfrentarse a las críticas de su tiempo.
Estoicismo medio
Panecio, de joven, fue sacerdote. Viajó a Oriente contrastando la idea estoica con las ideas orientales. Esto le llevó a ser más tolerante.
Poseidonio nació en Siria. Fue un gran erudito. Estos pensadores se convierten en instructores de la sociedad y van a marcar esas nuevas normas de vida que aconsejaba su escuela.
Estoicismo romano
Pasamos a la época del estoicismo en Roma, con los filósofos más destacados, como el emperador Marco Aurelio, Séneca, y Epicteto.
Comenzamos con unos textos de Séneca. Porque ¿qué mejor manera de conocer a los clásicos que beber de su propia alma a través de sus escritos
Séneca
Las riquezas se incrementan con un buen administrador, y se acrecientan con su mismo uso. Así también nuestra vida hay que aprovecharla buenamente. Le gustaba hablar sobre el aprovechamiento de su vida y de los que pierden el tiempo. ¡Cuánto tiempo perdemos en cosa viles! No hay que decir que se vive mucho, sino que se dura mucho, porque se puede perder mucho tiempo en necedades y esto no es vivir. Se puede vivir mucho en poco tiempo.
Epicteto.
De todas las cosas del mundo, unas dependen de nosotros y otras no. Dependen nuestros juicios y opiniones.
Los días de fiesta deben ser para ti aquellos en que vences una tentación, o al menos, dominado el orgullo, la maledicencia o cualquier vicio. Esto es más importante que haber vencido una batalla. Vuelve en ti y lucha contra ti mismo y vuelve a ser hombre. No olvides que eres actor en una obra y debes representarla debidamente.
Es importante la idea de la dignidad del hombre, esté donde esté y desempeñe el papel que desempeñe. Para conseguirlo, hemos de tener presente la no participación en conversaciones obscenas, y debemos comentar nuestro disgusto ante quien las haya comenzado. Si esto no fuera posible, deja traslucir con tu gesto tu desagrado.
Para Epicteto, filósofo es el que encuentra la libertad dentro de él. El camino del filósofo no es fácil, sino que requiere de una fortaleza interior. Hay que adaptarse a las normas más hermosas y que consideres justas.
Marco Aurelio
Dedica agradecimientos a sus maestros, y considera importante el control de uno mismo, controlando nuestro carácter y vigilándonos muy atentamente, para no caer en el mundo de las falsas apariencias y engañosos discursos dedicados a convencer a los demás.
Decía también que todos formamos parte del cosmos. La buena marcha del mundo depende tanto de las múltiples variaciones de los elementos como del cambio de los seres que lo constituyen. Es decir, podemos afectar al mundo con nuestro comportamiento.
Decía: "acostúmbrate a pensar tan noble y rectamente que si de súbito te preguntaran en qué piensas, pudieras contestar con plena franqueza". Esto es lo que corresponde al filósofo, a un ser que vive de forma sencilla sin afectarle los placeres de la vida. Sin odio sin envidia, de forma noble.¡¡¡ En tu dignidad está el decir siempre lo que conviene a tu naturaleza. Si lo que dices es bueno, no te importe el qué dirán. Esto nos ayuda a alumbrar ese camino de libertad.
La filosofía es la búsqueda del equilibrio, de paz, de evolución y de verdadera libertad y va a surgir de dentro de nosotros. Es muy importante saber por qué vivimos, hacia dónde vamos, y tomar conciencia de la existencia. Esto nos aleja de la ignorancia que nos tiene inconscientes de la realidad, pero que le viene muy bien a los dirigentes.
La filosofía nos hace conscientes del conócete a ti mismo. Es abrir una puerta que nos permite un viaje de conocimiento y descubrimiento de nosotros mismos y se plasma en un compromiso, en una responsabilidad comprometida.
El conocimiento es lo que nos libera y nos da conciencia de nuestro deber y nuestro camino. Por el contrario, podemos caer en el temor y la ignorancia que nos encierra y nos desconecta. Es el miedo al cambio, que nos impide compartir. Este es el principal problema para el conocimiento. Cuando salimos del egocentrismo, nos convertimos en cosmopolitas, y sentimos nuestro corazón latir junto a otros corazones. Este es el verdadero camino que vence al temor.
¿Cómo lo vencemos? Con entusiasmo. Es el “Dios en nosotros”, este sentirnos vivos, que nos hace avanzar y ser nosotros mismos. Este entusiasmo disipa todo temor, incluso a la muerte. La idea de caminar, de empezar a tener coraje, valentía, que nos permite desprendernos de nuestros temores y lanzarnos con más valentía y entusiasmo, y enfrentarnos al día a día con un nuevo impulso de juventud eterna.
En esta escuela compartimos estas ideas. Tratamos nuestra riqueza interior, nuestro crecimiento, como la escuela estoica, y está abierta a todo el que esté dispuesto al cambio y a ser libre.
J.Manuel Faramiñán. F.Fígares